lunes, 2 de noviembre de 2015

La ruptura

Pero nada funcionaba. Nuestra alma no sabía que hacer para lograr ser feliz en esta vida. Si poseía luz, se aprovechaban de él, y si se dejaba llevar por la oscuridad... Bueno, esta le consumía hasta apagar por completo la poca luz que habitase en su corazón. El problema radica, en que la oscuridad nunca podía consumirle por completo, pues su alma le obligaba a ceder ante la luz y no permitir el consumo completo de la oscuridad. Esto, que a pocos parece ocurrirle, no hacía más que producirle un fuerte dolor emocional que acabaría por destruirle por completo, haciendo que tanto su mente como su alma, se fragmentasen en tantos pedazos que ni él mismo fuese capaz de reconstruirse a si mismo, y mucho menos los demás. Y es que al final, nuestra alma andaba envuelta en una constante oscuridad, donde el camino es iluminado por fugaces destellos, ajenos a su oscuro corazón.

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